Proyecto de Exploración de Barrancos en Perú
Grupo de Exploración Gocta
05:00 a.m. Diana
Desayunamos y a las 06:00 a.m. aparecen los dos motocarros con los que habíamos quedado, Ceci se ha descartado para el descenso por problemas en una muñeca, pero nos acompaña al kilómetro cinco para depués llevarse al campamento la ropa de abrigo, hay que tener en cuenta que Cuispes está a 1900 metros de altura y sus madrugadas son bastante frías.
Xavi ocupa el puesto de Ceci, de esta manera volvemos a ser cinco el grupo que acometerá la apertura del segundo tramo de Yumbilla. Llegamos al lugar donde teníamos escondidos los equipos y empieza la aventura, solo el hecho de ponerse los neoprenos mojados resulta cuanto menos doloroso, son cinco minutos, pero que cinco minutos, hasta se nos corta la respiración, pero la profesión va por dentro, jajaja…Entre bromas y maldiciones estamos preparados para continuar, casi sin tiempo para calentar el interior de nuestros trajes encontramos un primer resalte, tiene pinta de poderse saltar o toboganear, pero si una cosa tenemos clara en la expedición es que no podemos arriesgar lo más mínimo en nuestra progresión, un esguince o torcedura podría representar un gran problema para todo el equipo.
La tarea de instalar va rotando entre los componentes del grupo, Nitu empieza la jornada equipando, sin ninguna opción más es obligatorio caer al agua en la poza a pesar de los intentos malabares de no hacerlo, uno por uno notan la fría sensación del agua helada entrando a rellenar los huecos existentes entre los trajes y nuestra piel. Sin tiempo para tiritar una cascada de 70 metros nos regala un aterrizaje en el jardín del edén, el salto de agua está ubicado en un precioso circo donde el juego de colores de la roca rivaliza con la vitalidad del verde jungla.
Mientras el equipo va superando el salto dos componentes se adelantan para ir equipando los obstáculos siguientes, el barranco va ganando en esplendorosidad y nos sentimos pequeños en su interior.
Equipando un resalte cometemos un error en la conexión del taladro y lo dejamos fuera de combate. Hacemos uso del segundo taladro, después de una serie de rápeles ocurre lo inesperado y deja de funcionar, las cosas empiezan a complicarse.
Aprovechamos la instalación de un pasamanos como cabecera para descender al interior de una estrecha gorga cuando empieza a llover, nos ponemos alerta decidiendo darnos prisa para poder salir de la estrechez lo antes posible, la lluvia cada vez es más intensa.
Ante la falta de los taladros y no pudiendo perder tiempo para colocar anclajes con el espitador nos ponemos manos a la obra, primero rapelamos de un árbol que cuando está bajando el primero, Mario, se mueve por todos lados y lo que parecía un buen anclaje nos demuestra todo lo contrario, sus raíces no están bien ancladas a la pared. Mientras Mario va buscando un natural para otro rápel, los demás ayudan a Nitu a encaramarse a la pared y cambiar la instalación por otro arbolito bastante más pequeño pero que nos permite descender a la segunda instalación con mayor seguridad.
La lluvia, lejos de parar parece tomar tintes de tormenta, no podemos negar que en estos momentos nadie está tranquilo, cada vez hay más agua y hay que salir rápido de la gorga, no tenemos posibilidad de encontrar un refugio hasta que pare, nuestra única opción es salir de la estrechez lo antes posible. El segundo rápel se realiza de cuatro piedras empotradas en una grieta, que se van moviendo mientras el personal va descendiendo. Superando una poza con aguas vivas, Mario monta el siguiente rápel con un clavo, es la única opción si no queremos espitar y el tiempo apremia, va rapelando pero perdemos contacto visual hasta tener noticias vía walkie, unos minutos que se hacen eternos, nos comenta que está en un lugar bastante protegido de lo que sería una eventual crecida. No os podéis imaginar la alegría general cuando todo el grupo estamos reunidos y por lo menos, en un lugar a salvo, digo esto porque cuando todos menos Mario estábamos en la gorga, recibió una comunicación del grupo de apoyo, estaban muy preocupados por nosotros y por lo que había crecido el barranco, desde su posición habían constatado una crecida importante del caudal.
Estamos esperando una posible crecida, pero nuestros relojes nos recuerdan que nos queda poco tiempo de luz y que deberíamos avanzar si no queremos pasar la noche en el interior del barranco, la opción es acercarse rapelando con mucho cuidado hasta donde se intuye el siguiente salto, encontrado el lugar adecuado para instalar y al abrigo de una ola, Mario con el taladro y Nitu aguantando las conexiones de la batería consiguen instalar dos parabolts en condiciones muy precarias, están subidos en una minúscula repisa y sin asegurar, pero no hay mas opción si queremos salir del barranco. Los anclajes no acaban de expandir,cosa que no nos preocupa demasiado ya que trabajan bien a palanca y nos dan la suficiente seguridad.
Seguimos con el guión que nos hemos marcado y tal como se rapela se sigue adelante para agilizar la progresión y no perder tiempo, vamos avanzando superando bloques y resaltes sin necesidad de hacer ninguna instalación, poco a poco vamos viendo como la roca va cambiando y aparece un conglomerado que nos resulta familiar, este detalle da paso a llegar al último salto del barranco, conocido como corazón enamorado y quedó instalado por Nitu y Charly en la expedición de 2011, 90 metros volados nos separan del equipo de apoyo que se muestra muy contento al establecer contacto visual con nosotros.
Uno a uno vamos descendiendo, queda media hora de luz, pero ya no nos preocupa el tener que hacer un vivac en el barranco,… estamos fuera!!! Una vez todos en la base de la cascada, nos liberamos del saco de tensión y incertidumbre que llevamos a la espalda por una sensación de exaltación y tranquilidad a la vez, hemos abierto el descenso y aunque con muchos problemas lo hemos superado. Nos fundimos en un abrazo con Thais, Ceci y Marcial, ellos también lo han pasado mal, posiblemente peor que nosotros ya que la incertidumbre de lo que ocurre en el interior y ver como aumenta el caudal ha sido una dura prueba para ellos.
Después de la foto de rigor y de haber comido algo cargamos el equipo hasta donde Marcial ha dejado los caballos, ahora solo nos quedan tres horas de retorno al pueblo de Cuispes, a la luz de nuestros frontales y acribillados por los mil insectos de la noche, entre ellos los temibles zancudos.
Una vez en Cuispes cenamos con Marcial y su hermano Victor que también vino a echar una mano, también encontramos a Alfonso que estuvo grabando el descenso del último rápel hasta que empapado por la lluvia se fue para el pueblo.
Conversamos todos un rato, exaltando los momentos críticos de nuestra aventura, no tenemos mucha prisa pues mañana será día de descanso.
Hay que agradecer a todos los miembros del grupo, Xavi, Victor, Juanillo, Mario y Nitu, así como al grupo de apoyo, Ceci, Thais y Marcial, el temple y el saber estar en los momentos tan difíciles vividos en esta apertura, momentos que ocuparan un lugar especial en nuestra mochila de experiencias.
La recopilación de información sobre la región de Amazonas (Perú) y su estudio morfológico, nos hacen creer que nos encontramos ante un área con un gran potencial de barrancos y cascadas, aptas para la práctica del descenso de barrancos, muy por encima de destinos ya clásicos como Isla Reunión o la Sierra de Guara.
El objetivo de nuestro proyecto pretende explorar y poner en valor estas bellezas naturales creando recursos turísticos y deportivos, con la convicción de que en el futuro el turismo de aventura generará oportunidades para el desarrollo socioeconómico de estas zonas olvidadas por el progreso.
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